Esta idea elemental de los prototipos como herramientas que consiguen aumentar la productividad relacional, que decodifican las conversaciones y las transforman en entregables, es clave en nuestro modelo pues recordemos que era uno de los flancos débiles en nuestra tesis. Si reducimos el principal déficit de las organizaciones rizoma, es decir, su cuestionable productividad, estamos avanzando mucho hacia un modelo más robusto y compacto. Lo PROTO_, además, puede operar muy eficazmente en el equilibrio demos/cratos, vinculando pensamiento grupal con el hacer, conectando la deliberación a la acción, a través del diseño social o diseño crítico, por ejemplo.
Existe otra virtud de los prototipos y los pilotos, al simplificar la conversación en torno a un elemento tangible o visible conseguimos el efecto de alinear visiones como ningún discurso, directriz, plan quinquenal, orden, circular o reglamento, puede conseguir. Recordemos que la alineación de visiones es crucial en la creación de equipos, y consecuentemente, a una escala mayor, en la conformación de comunidades y ecosistemas. Un prototipo puede ser, en este sentido, un híper conductor de lenguaje y cultura, elementos centrales de la idea de comunidad. Construir un prototipo une más a un equipo que diez cenas de empresa.
Por otro lado, no hace falta entrar en un fablab para comprender la potencia del prototipo como elemento de aprendizaje y alineación de visiones, basta con retrotraernos a nuestros tiempos de la escuela o la universidad ¿qué lección se recuerda mejor, la del libro, la charla del profesor, el esquema visual, la película, la maqueta de plastilina o la obra de teatro; dentro de esa asignatura que todos tenemos en mente porque marcó nuestra infancia o juventud? Probablemente, el registro de recuerdos vaya en orden inverso, es decir, desde mayor nivel de abstracción (de los libros nos acordamos más bien poco) a la maqueta de plastilina o la obra de teatro (donde generamos experiencias significativas). Prototipar es, en sentido, propiciar la performatividad del acto comunicativo, un puente entre el pensar y el hacer que nos devuelve al goce natural de tocar con las manos en el que nos reencontramos con nuestro yo más genuinamente creativo en el escenario que nos es más natural e intuitivo: la realidad física. He aquí el desafío al que se han enfrentado los maestros y profesores durante el confinamiento. Lo virtual nunca podrá sustituir a lo físico.
Finalmente, además de reducir el nivel de abstracción, aumentar la productividad relacional y alinear visiones -que no es poco- los prototipos o pilotos nos sirven también como victorias ejemplares. Victorias con las que inspirar el cambio necesario en nuestra institución, no solo en el ámbito de incidencia directa del proyecto sino en el proceso general de transformación de la cultura organizacional. Los pilotos o los prototipos, puede que sean en términos tácticos pequeñas escaramuzas de la guerra de guerrillas, quizá insignificantes en términos globales, pero tienen un alto valor simbólico de cara a insuflar moral a la tropa. Y la moral, en este tema que nos ocupa, es fundamental, porque puede reforzar campos mentales que redundan en una cultura colectiva definida y, por tanto, en la idea de comunidad.