Con el objetivo de ofrecer respuestas ágiles a un entorno cambiante, el sector público, emulando el funcionamiento de una startup, ha comenzado a usar los MVP, que son productos o servicios en un estado de desarrollo inicial pero que tienen una funcionalidad básica garantizada, y que
irán siendo pulidos o mejorados, de forma iterativa, recibiendo el feedback de los usuarios, dentro de una lógica beta.